Los restos, se circunscriben al período romano y giran en torno a la presencia, de un gran edificio de carácter termal, publicado en este mismo volumen.

Se han localizado, espacios destinados a los baños de agua caliente o caldarium, con sus respectivos hypocausta, así como piscinas dedicadas a los baños de agua fría o frigidarium, un posible espacio rectangular destinado a tepidarium o zona de baños templados, un espacio con pavimento marmóreo probablemente en relación con el apodyterium o vestuario, así como parte de la palestra o espacio abierto destinado a realizar ejercicios físicos, con su correspondiente  piscina o natatio, en la zona central de la misma.

Podemos afirmar que se trata de las primeras termas públicas extramuros documentadas en Mérida y que se pueden fechar en torno a los s. II-V d.C.

Una vez son abandonadas las termas, parte del espacio es ocupado por estructuras domésticas de las que se han conservado los derrumbes completos de las distintas estancias. Por este hecho, se han podido recuperar todos los materiales que se encontraban dentro de las habitaciones. Objetos de labranza como azadas y hoces, vajillas metálicas como botellas, ánforas, monedas, dolias, etc. En la parte más baja del solar y amortizando parte del espacio destinado anteriormente a la palestra de las termas, se documentan los restos de un edificio de carácter termal, destacando un baño absidiado, así como una serie de hypocausta asociados a las salas calientes de las mismas. Por las dimensiones del conjunto, pensamos que se trata de un balnea.

Los enterramientos, fechados en torno a la mitad del s. IV, se localizan en la zona intermedia de las termas anteriores y más concretamente en el espacio definido como la palestra.

Se trata de inhumaciones de diversas tipologías, pero todas orientadas oeste-este. Así se documentan cajas de ladrillos, con cubiertas del mismo material y fosas simples con y sin cubierta de tegulae.

La mayoría de los enterramientos, conservan sus depósitos rituales en base de recipientes de cerámica común, vasos de vidrio y lucernas.

Los restos más significativos del periodo Medieval-Islámico, giran en torno a la presencia de enterramientos pertenecientes a una gran Maqbara o cementerio islámico, enclavado a las afueras de la Medina.

Se han documentado más de 1000 enterramientos, todos orientados oeste-este y suroeste-noreste, en posición decúbito lateral derecho, con el rostro mirando al sureste, es decir hacia la Meca, que es su referente geográfico religioso. Podemos señalar por tanto, que se trata de la mayor concentración de enterramientos islámicos aparecidos en Mérida y que se fecharían en los s. IX-XII d.C.